Tras un largo periodo en stand by mientras trabajaba en Jubilated Man, ha recaído en mis manos la labor auto-impuesta, de trabajar en la traducción y maquetación de otro cómic. En este caso se trata de los dos volúmenes de Darkman, de 3 y 6 números respectivamente.
Se trata de un trabajo rápido y "sencillo", en comparación con la traducción de Raïka. Este trabajo que, como ya digo es auto-impuesto me servirá para adquirir práctica en la maquetación y, a su vez, me va a dar un margen de tiempo más amplio para buscar a ese colaborador con nociones de japonés.
Una vez terminen esta especie de "vacaciones", volveré con todo para seguir trabajando en Raïka y, a poder ser, con un traductor que garantice un trabajo mejor que a lo que yo podría aspirar.
En caso de que a la vuelta no haya encontrado a nadie pues... trataré de dar la mejor interpretación que sea capaz de lograr con mis propios medios.
Así pues, hasta la vuelta. Mientras tanto, nos leemos cada domingo en Jubilated Man. Y recordad, esto no es un adiós, sino un hasta pronto. Nos leemos.
viernes, 17 de abril de 2015
jueves, 2 de abril de 2015
Onomatopeyas. ¿Sí o no?
Definitivamente yo digo NO. Y no porque no me guste que un cómic exprese los sonidos mediante ellas, sino porque considero que en ocasiones, la onomatopeya forma parte del dibujo. Y, por lo tanto, también es parte de la obra del dibujante o en su caso, de la persona que se dedica a añadirlas al dibujo.
De ahí que opte por no traducir las onomatopeyas. Además estamos hablando de un estilo de dibujo donde las expresiones corporales y faciales de los personajes son lo suficientemente claras como para que entendamos qué les ocurre sin necesidad de leer esa onomatopeya. Entonces, ¿por qué debería retocar con mis manos inexpertas el trabajo del dibujante (u onomatopeyístico (palabra patentada por mí mismo)), cuando eso supondrá también borrar o tapar parte del dibujo original?
Menudo dilema, ¿verdad? Onomatopeyas sí... onomatopeyas no... Creo que esta es de las entradas más tontas y cortas que he escrito para este blog hasta el momento, pero todo tiene una explicación.
Estos días he aparcado (momentáneamente) a Raika, para comenzar otra aventurilla. Se trata de Jubilated Man, un nuevo blog donde narraré, a modo de diario, las aventuras y desventuras de un superhéroe jubilado que ha perdido sus poderes. Podéis echarle un vistazo ya que aunque se trata de una aventura narrativa, roza muy de cerca las típicas aventuras comiqueras. Se aceptarán comentarios, críticas, etc. Nos leemos.
De ahí que opte por no traducir las onomatopeyas. Además estamos hablando de un estilo de dibujo donde las expresiones corporales y faciales de los personajes son lo suficientemente claras como para que entendamos qué les ocurre sin necesidad de leer esa onomatopeya. Entonces, ¿por qué debería retocar con mis manos inexpertas el trabajo del dibujante (u onomatopeyístico (palabra patentada por mí mismo)), cuando eso supondrá también borrar o tapar parte del dibujo original?
Menudo dilema, ¿verdad? Onomatopeyas sí... onomatopeyas no... Creo que esta es de las entradas más tontas y cortas que he escrito para este blog hasta el momento, pero todo tiene una explicación.
Estos días he aparcado (momentáneamente) a Raika, para comenzar otra aventurilla. Se trata de Jubilated Man, un nuevo blog donde narraré, a modo de diario, las aventuras y desventuras de un superhéroe jubilado que ha perdido sus poderes. Podéis echarle un vistazo ya que aunque se trata de una aventura narrativa, roza muy de cerca las típicas aventuras comiqueras. Se aceptarán comentarios, críticas, etc. Nos leemos.
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